Se vienen días de definiciones electorales tanto en la CABA como en la Nación, definiciones de escenarios políticos de los cuales la Universidad y el Movimiento Estudiantil no resultan ajenos.
Por esto mismo, nos parece necesario compartir algunas reflexiones acerca de las elecciones, sobre lo que en ellas se dirime y sobre lo que ellas significan para nosotros.
Primero queremos empezar por señalar una cuestión que nos parece que hace a lo estructural de este sistema político y que tiene que ver con la proscripción política que sufren muchos sectores populares bajo este sistema demo-liberal; proscripción que se expresa en las matrices de acumulación política que reproducen las fuerzas en disputa, que tanto por izquierda como por derecha, construyen y hacen política sobre lo social y políticamente integrado. Es decir, maneras de hacer política que hoy son hegemónicas y que están fuertemente atravesadas por una perspectiva clasemediera que lleva a las fuerzas políticas a acomodar su agenda y a hacer alianzas sobre el cálculo electoral para ganar la simpatía de este sector social. Es así que -en la búsqueda del voto volátil de los sectores medios- la política se banaliza adoptando estrategias del marketing publicitario donde vender un paquete de salchichas es lo mismo que vender un candidato a presidente, gobernador o intendente. De esta forma la política gasta millones de pesos en marketing y en esfuerzo militante para terminar discutiendo gerenciadores de la pobreza por derecha y haciendo acuerdos inexplicables por izquierda, acuerdos y alianzas que se contradicen fuertemente con lo que estas fuerzas progresistas anuncian en sus programas.
Ahí tenemos en estas elecciones tanto al Gobierno como a la oposición de derecha omitiendo y revalidando a la vez el saqueo de nuestros bienes comunes, una depredación que hipoteca nuestro futuro y rifa nuestra soberanía, ahí están ellos omitiendo precisamente lo que reproducen. Porque si bien no son los mismo el kirchenrismo que los Duhalde, Macri y todo el sector reccionario y antipopular de la política, éstos ni aquellos se proponen terminar con la miseria estructural que todavía existe en nuestro país. En este punto ninguno quiere sacar los pies del plato, los primeros por falta de audacia los segundos por convicción ideológica.
De la derecha reaccionaria del macrismo y del duhaldimso ya sabemos lo que son y representan, ahí no hay ningún sapo que saborear, son predecibles. En cambio vemos una vez más, casi como una ley de hierro, desdibujarse hacía la derecha a los sectores progresistas tanto del gobierno como de la oposición. Atrapados en una concepción mesocrática de la política estos sectores progresistas quedan a merced de políticas antipopulares, sometiéndose a su reproducción, lo que a la larga termina por dejarlos parados a la derecha, más todavía en tiempos electorales. Es así que escuchamos a Filmus justificar la represión a los docentes de Santa Cruz, a un Tomada haciendo oidos sordos y cerrándole las puertas a los reclamos salariales de estos docentes, asistimos a la reafirmación de Scioli en la provincia con un proyecto de mano dura no muy diferente al del macrismo en la ciudad, e incluso con el reciente Plan Cinturón Sur vemos al kirchenrismo ofrecer una salida represiva y antipopular a los problemas de las zonas carenciadas del sur de la ciudad.
De todas formas creemos que no será lo mismo un triunfo del kirchnerismo en la ciudad que la continuación del macrismo al cual un escenario de ballotage lo favorecería por el voto del radicalismo conservador y gorila.
También tenemos, en este juego electoral, a expresiones de centro izquierda que denuncian y pretenden atacar la depredación y el saqueo de nuestros bienes pero que, también ancladas en la política leída en clave mesocrática y del cálculo electoral, corren a realizar acuerdos frustrados con personeros del agronegocio y el saqueo como Binner, protagonizando papelones no muy diferentes a los que nos tiene acostumbrados nuestra clase política berreta.
Entonces, ya nos queda algún sapo por tragar? o lo que debemos dejar de tragar no son más que nuestras limitaciones o debilidades como movimientos populares?
Lamentamos que muchos compañeros, que en el pasado resisitieron al neoliberalismo, se sometan al juego pendular de este progresismo que siempre termina oscilando a la derecha, ya sea bajo el manto del Gobierno Nacional o bajo el manto de un cada vez más desdibujado Pino Solanas.
Como estudiantes, que también militamos en fuerzas y movimientos populares, creemos que frente a un posible escenario político favorable al kirchenrismo, como se hace preveer, debemos más que nunca defender los espacios políticos universitarios en manos de fuerzas de izquierda comprometidas con la defensa de la educación pública y con un modelo de educación popular. Defender centros universitarios y federaciones universitarias en manos de fuerzas comprometidas con la construcción de poder popular en la universidad y fuera de ella, fuerzas comprometidas con prácticas políticas no proscriptivas y que no reproduzcan el dogmatismo y el sectarismo que tanto mal nos hace al campo popular.
Creemos que una manera de ir construyendo una alternativa de izquierda emancipadora para nuestro pueblo es a través de la unidad y articulación de políticas sobre la base de una acumulación de poder popular y capital político y militante, y no sobre la base de un mero armado electoral de aparatos partidarios para no quedarse afuera, ya sean estos de izquierda o progresistas de centroizquierda. De todas maneras, aunque no compartimos las formas de construcción política y sus prácticas, no dejaría de ser auspicioso para el campo popular que los compañeros nucleados en el FIT logren alguna banca.
Las elecciones, en este sistema demo-liberal, creemos que serán verdadero terreno de disputa con la condición de que exista una acumulación previa de poder popular desde abajo expresada en una articulación de los movimientos populares bajo una herramienta política de masas. Consideramos que esta es la mejor manera de ponernos a tono con el tiempo nuetroamericano y a la vez la mejor manera de construir una alternativa por izquierda para la Argentina. Por eso es que apostamos a la construcción de poder popular y al transitar caminos de unidad en todos los ámbitos donde estemos haciendo política para poder sortear las limitaciones y debilidades que no supimos superar con el proceso abierto en el 2001.
De nuestra coherencia y consecuencia con lo afirmado dependerá si lo nuevo termina de nacer.
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