domingo, 27 de marzo de 2011

¿POR QUÉ LUCHAMOS?

Porque somos hijos de la resistencia, tomamos como nombre una de las luchas más genuinas que llevamos a cabo como pueblo contra las políticas del neoliberalismo. Porque entendemos que la educación pública es un derecho del pueblo, sabemos que mientras siga existiendo en este país una clase política que atente contra los que históricamente nos corresponde, estarán encubando rebeliones. 

En la década de los ´90 se impuso, de alguna manera, un clima de restauración neo – colonialista, con una burguesía “nacional” entregada a la especulación y a los modelos impuestos por la usura imperialista. Dentro de este esquema privatizador y entreguista de Menem, la Universidad en particular y la educación en general debían seguir el camino de los ferrocarriles, YPF y Gas del Estado, entre otros bienes estratégicos que se habían rematado a principios de los 90.
Como una política directa emanada del BM y el FMI, se sanciona en 1992 la Ley Federal de Educación, destinada a reestructurar todo el sistema de formación básica y media. Al tiempo comienzan a profundizarse las presiones más intensas sobre la educación superior, a través de borradores de proyectos de ley que equiparaban a las universidades públicas y privadas, que mencionaban el arancel y otros mecanismos de introducción del mercado en la determinación de los contenidos de investigación y enseñanza.

La respuesta del movimiento estudiantil fue directa y certera, y no dio un paso atrás: por medio de la organización y la lucha lograron frenar, el 31 de mayo de 1995, el primer intento de sanción de la LES. Miles de estudiantes impidieron que sesione la Cámara de Diputados gracias a una fervorosa barricada que cercó el Congreso e impidió el ingreso de los legisladores al recinto, mostrando una resistencia histórica contra el avance de los derechos que como pueblo tenemos y que no estamos dispuestos a resignar. Una semana más tarde, las fuerzas represivas - palos, golpes, encarcelamientos mediante – dispersaría a los más de cinco mil estudiantes y docentes decididos a dar pelea, dando lugar, de esta manera a la aprobación de la ley, mostrando una vez más, para quienes gobiernan la clase política de nuestro país, que para aprobar una ley tiene que vallar el congreso, negándole el ejercicio de la ciudadanía política a su pueblo, que solo recibe por parte de estos los golpes, la persecución y la cárcel.

Las respuestas fueron espontáneas: las tomas de facultades y marchas se volvieron masivas en casi todas las Universidades. El espíritu del Abrazo al Congreso fue refrendado en todo el país aun con la Ley aprobada.  

Desde el M-31 rescatamos y reivindicamos la experiencia y la lucha de los compañeros, experiencia de la cual somos herederos, porque a pesar de que ha pasado un lustro, la LES sigue vigente y la mercantilización de nuestra educación ya no es una amenaza sino una realidad. El desmembramiento de nuestras carreras en pos del negocio de los posgrados, la inserción de las multinacionales determinando nuestros planes de estudio y las pasantías negreras son algunos de los hechos que  lo demuestran. Queremos una educación de todos y para todos, y no exclusiva y excluyente. Porque queremos, no que los universitarios vayan a los barrios, sino que los compañeros del barrio puedan acceder a la universidad. Porque la cultura no debe ser un atributo exclusivo de la clase dominante sino derecho del pueblo todo; porque creemos y abonamos una cultura popular desprovista de todo elitismo y prestigismo. Y porque, por más que intenten negarnos y proscribirnos social, económica y culturalmente, nuestro pueblo ha demostrado históricamente, que sabe dar batalla. 

Porque queremos una educación en función del pensamiento crítico y de las necesidades de nuestro pueblo y no una educación al servicio del mercado, venimos a ofrecer esta trinchera de lucha sin sectarismos ni personalismos porque creemos, como decía Bolívar que “la unidad no es simple quimera de los hombres, sino inexorable decreto del destino.”

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