miércoles, 26 de octubre de 2011

Ante la reelección de Cristina y las contradicciones del modelo

Luego de un proceso de 8 años, el kirchnerismo ha sido refrendado en las urnas por una gran mayoría de nuestro pueblo. Mucho se dirá al respecto, mucha tela habrá para cortar, pero no obstante queremos compartir unas primeras reflexiones intentando desde la crítica y la autocrítica tratar de entender la densa complejidad que protagonizamos.

De alguna manera creemos que este Gobierno ha logrado reinstalar en el imaginario social, no así a través de muchas de sus políticas concretas y menos aún a través de los pilares estructurantes de su proyecto, la referencia a lo nacional y popular clausurada simbólica y materialmente en el imaginario político argentino con la dictadura militar genocida y el neoliberalismo de los 90. Con la diferencia que en el actual modelo kirchnerista no se ha propuesto, hasta ahora, la integración de vastos sectores sociales todavía postergados como sí sucedió con el primer peronismo.
Por el contrario, siguen vigentes herencias del neoliberalismo como la flexibilización laboral, reflejada en los trabajos precarios que deben sufrir miles de jóvenes y no tan jóvenes, el saqueo y la falta de soberanía sobre nuestros recursos naturales, la exclusión de muchos sectores sin acceso a necesidades básicas de tierra, vivienda, trabajo, etc.., y otras desigualdades económicas, políticas y sociales que parecieran estar cristalizadas en la sociedad que vivimos.Y esta misma exclusión además de material también es simbólica, pues siguen operando dispositivos simbólicos estigmatizantes, más allá de la adhesión de muchos a la retórica nacional y popular, siguen asociando a los excluidos -los mismos que realizan formas de protesta y expresión política por fuera de los canales institucionales que los proscriben-  como "clases peligrosas".

La intención del Gobierno de retomar al país por las sendas de un desarrollo sobre la base de una economía productiva e industrializada, consideramos que de alguna manera ejerce un impacto positivo en la memoria reciente de millones de argentinos concientes de los males del neoliberalismo por haber ya sufrido las consecuencias de la desindustrialización y desmantelamiento del aparato productivo, y más aún teniendo ante sus ojos el presente espectáculo de una Europa sumida en un caos que la sociedad argentina vivió hace apenas una década. Tal vez esta sea una de las tantas variables que puedan ayudar a entender el apoyo de diversos sectores sociales a un gobierno identificado con un ideario político y con una simbología a la que la clase media argentina siempre ha sido reacia y reaccionaria. En cierta forma, este gobierno ha logrado instalar en un imaginario integracionista muy presente en las representaciones históricas de muchos sectores de nuestra sociedad, acompañado por ciertas políticas que atendieron a demandas históricas del campo popular y que a su vez poseen un fuerte contenido simbólico (como lo realizado en materia de DD.HH por ejemplo)

Lejos estamos de pretender subestimar un 53% de los votos del electorado, y menos aún pretender dar un análisis exhaustivo y definitivo de las razones del amplio triunfo kirchnerista. Simplemente queremos dar cuenta de algunas reflexiones tratando de ser justos y a la vez críticos de aquellas cuestiones por las cuales no apoyamos al kirchnerismo.

¿Existe una verdadera lucha entre diferentes concepciones económicas, políticas y sociales o simplemente hablamos del agotamiento de figuras políticas de la derecha neoliberal de los 90 y la falta de un liderazgo desde este mismo sector que supla la vacancia? ¿O vamos a creernos que son todos progresistas, incluso en el gobierno?
¿O no será que este Gobierno es más hábil que cualquier otro para asegurar la contención y el disciplinamiento de la pobreza estructural a través de la represión y criminalización de la protesta social reforzando un aparato represivo-institucional como también se hacía en los 90, pero para ahora asegurar “previsibilidad” a las corporaciones amigas?

No estamos diciendo que hay una continuidad de los 90 en el kirchnerismo, pero sí que en estos últimos 8 años hay graves contradicciones no resueltas que siguen generando desigualdad y en donde las reglas de juego las siguen poniendo los poderosos., más allá que estemos ante otro escenario político.

Lo que si esta claro es que estamos ante un momento histórico propicio -dado el contexto nuestroamericano y la crisis sistémica del capitalismo- para ensayar otras alternativas que el kirchnerismo ha elegido no transitar refugiándose en los viejos formatos demo-liberales y queriendo implementar el mito de “un capitalismo con rostro humano” con un progresismo moderado en lo político y revestido con referencias al pasado heroico del peronismo, y una intención neodesarrollista en lo económico en desmedro de políticas de redistribución social que generan más igualdad.

Respetamos sinceramente a muchos compañeros que intentas realizar una disputa de tendencias al interior del kirchnerismo, y a los millones de argentinos que depositan sus esperanzas en este proyecto. Nosotros creemos que es posible ir más allá, el contexto permite transitar un camino hacía una patria libre, justa, soberana y socialista sin ningún tipo de concesiones. Pero no se trata solo de audacia y voluntad política, también es cierto que quienes desde la izquierda creemos en esta posibilidad de un tiempo nuestroamericano favorable para la liberación de nuestra Patria,  tenemos una deuda pendiente que es no haber podido construir una alternativa de masas, amplia y no sectaria, para proponerle a nuestros compatriotas.
Tenemos un desafío por delante todos aquellos sectores del campo popular que no creemos en los dogmas religiosos ni hacemos de nuestrar ideas doctrinas desmovilizantes. De nuestra madurez política dependerá construir la herramienta que nos una.

Agrupación estudiantil M-31 (UBA)

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