Hace 166 años en la zona de San Pedro, provincia de Buenos Aires, se desarrolló la Batalla de la Vuelta de Obligado, una gesta heroica de un pueblo que enfrentó la voracidad del imperialismo. En aquella época también se trataba de Inglaterra y Francia, la alianza anglo-francesa que pretendía violar nuestra soberanía imponiendo, por la fuerza de las armas, el libre comercio sobre nuestros ríos interiores adueñándose de la cuenca del Plata para comerciar libremente sus productos, con el pretexto de la “civilización”.
A ese poderío militar de las dos potencias imperialistas de la época, una armada equipada con cañones de granadas a explosión retardada y los mayores adelantos tecnológicos del momento, lo frenó una artillería patriota en una batalla decisiva sobre un recodo del rio Paraná atravesado por 24 barcas encadenadas de costa a costa. Esta artillería era muy inferior, pero no estuvo sola, sino acompañada de todo un pueblo digno que supo derrotar al poderoso enemigo.
Desde el M-31 celebramos y recordamos a esos compatriotas, a ese pueblo que dejó la vida en ese recodo del Paraná. Pero nuestro homenaje es también a la militancia y a todos aquellos que diariamente, desde su lugar, luchan por una patria libre, soberana y socialista.
Una fecha como la de hoy debe conducirnos a un análisis profundo de la situación actual por la que atraviesa nuestro país en relación a nuestro grado de dependencia al capital extranjero y al imperialismo. Porque las cadenas de obligado hoy, y hace rato, las viene rompiendo capitales extranjeros y corporaciones transnacionales, oprimiendo a nuestro pueblo y saqueando nuestros bienes comunes.Pero las cadenas de Obligado siguen vigente en la lucha antiimperialista de nuestramérica y en la lucha popular de todos los pueblos sometidos al yugo imperialista.
Parafraseando al Che, bestias fueron la armada anglo francesa, como bestias son hoy Barrick Gold, Monsanto; bestias que depredan nuestros suelos, se llevan nuestras riquezas, sembrando hambre y miseria. Pero esa bestia no es invencible, eso quedó demostrado en Obligado hace 166 años y como tantas veces más a lo largo de nuestra historia. Y lo siguen demostrando los miles de argentinos que hoy se enfrentan a este capitalismo extractivo y depredador que nos proponen como modelo y que recientemente se cobró la vida de Cristián Ferreyra, militante del Mocase-vc, otro argentino que como los de Obligado, dejó su vida contra los poderosos.
Hoy desde el gobierno nos hablan de soberanía intelectual, pero como no podemos dejar de ser materialistas e históricos preferimos hablar de soberanía partiendo de la realidad concreta y no del terreno de las ideas. Esta realidad concreta nos demuestra que sin soberanía sobre nuestros recursos naturales, sin soberanía económica, tal como sucede hoy y hace décadas, la soberanía intelectual no es más que una frase vacía o una mentira para las conciencias progres que vacilan y quieren comprar dólares. Pero si ya nos quisieron hacer creer que pagarle al FMI era un gesto patriótico, tranquilamente la Presidenta puede decir que nuestro problema es solo de soberanía intelectual, de lo contrario tendría que hablar de la soja que mata, pero eso, el agronegocio, es parte del proyecto “nacional y popular”. Hablar de soberanía intelectual y mantener vigente el saqueo minero y el agronegocio, por citar un ejemplo, es cinismo en serio, además de capitalismo.
Por eso, este 20 de noviembre debemos tener presente que debemos seguir luchando por recuperar la palabra soberanía y devolvérsela a su verdadero dueño: el pueblo, partero de históricas luchas que se tradujeron en rebeliones e insurrecciones ante la vil traición de políticos administradores del saqueo, como sucedió también un 20, pero de diciembre del 2001, y como sucedió también en el 2005 dando la batalla en las calles de Mar del Plata contra el ALCA.
Y como estudiantes no debemos dejar de luchar por una educación pública y gratuita que produzca conocimiento crítico e intelectuales honestos y comprometidos, porque así seremos también intelectualmente soberanos.
Como decía José Martí “el amor a la patria no es el amor ridículo a la tierra ni a la hierba que pisan nuestras plantas, es el odio invencible a quien la oprime, es el rencor eterno a quien la ataca”
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